Los resultados de la selectividad de los institutos públicos y los colegios privados
Hay que tener en cuenta que en la actualidad, con todos sus defectos, las Pruebas de Acceso a la Universidad son uno de los pocos indicadores fiables del funcionamiento del sistema educativo y que, además se llevan a cabo en condiciones de igualdad y homogeneidad para todos los alumnos del mismo distrito universitario. Por otro lado, es obvio que mientras no se modifique el sistema de acceso a la enseñanza “superior”, la selectividad está entre las principales preocupaciones educativas de las familias españolas.
Una de las muestras de que los padres siguen con suma atención las noticias relativas a la selectividad la tenemos en un reportaje sobre las escuelas más competitivas. EL MUNDO (2007-2008) define los 100 mejores colegios de España. Uno de los parámetros para definir qué centros son mejores es, justamente, el de los resultados de la selectividad. Ninguno de los seleccionados es público. Es evidente, sin embargo, el sesgo del periódico, no caracterizado en general por la objetividad informativa, pues parece que descarta a priori un colegio que no sea de pago.
La verdad es que me encantaría que esa percepción que tienen muchos padres de que hoy es más rentable a efectos de selectividad estudiar en un colegio privado que en un instituto fuera falsa y la realidad de las cifras demostrara lo contrario. Para los que defendemos la necesidad de que haya una enseñanza gratuita, de calidad y prestigio, como servicio público esencial, sería una alegría. En una época en la que casi todas las noticias educativas son malas, tendríamos algo que celebrar. Sin embargo, el análisis de los datos arroja serios motivos de preocupación respecto de la deriva en la que ha entrado el bachillerato público en su función de preparación para la universidad, tarea claramente despreciada por los diseñadores del sistema educativo imperante.
Tuve la fortuna de que mis hijos estudiaran en el mismo instituto público al que fui yo en su día. En los años en los que cursaron el menguado bachillerato que les tocó en suerte, hace ahora siete que terminaron, los resultados de selectividad eran muy buenos en el diurno (y bajaban por culpa del nocturno, donde el nivel era más bajo). Cuando fui representante de los padres en el Consejo Escolar de ese instituto público madrileño (2001 y 2002) solicité reiteradamente –sin éxito- que se desglosaran en una estadística oficial los resultados de selectividad en las distintas modalidades (bachillerato general, internacional y nocturno). La petición nunca fue aceptada, con cierta lógica, pues, dada la tendencia de las autoridades a suprimir los bachilleratos nocturnos, poner de manifiesto que los resultados de las PAU en el Bachillerato Internacional eran excelentes y los del resto del bachillerato diurno bastante buenos, explicaba que los del nocturno no fueran publicables.
Como padre de alumno siempre he pensado que la enseñanza del bachillerato público era preferible por muchos motivos (profesorado seleccionado por oposición, más libertad de enseñanza, mayor pluralismo, una identidad propia procedente de una tradición liberal e ilustrada). Pero, tras la aplicación y extensión de la LOGSE, el deterioro dramático de una parte importante de institutos, al menos en Madrid, de los que puedo hablar con conocimiento de causa, ha arrastrado a muchos padres a cambiar de opción educativa.
Resulta lamentable constatar cómo el poder ha tolerado o fomentado el avance de la enseñanza media privada, permitiendo que muchos colegios inflaran impunemente las notas. Y que encima el expediente académico contara más (60%) que la prueba, lo que perjudica a los IES, que tradicionalmente no han modificado tramposamente las calificaciones al alza tanto como los colegios de pago. Esta sobrevaloración del expediente del bachillerato, frente a las PAU, iguales para todos, fue puesta en marcha en la época de Rajoy como ministro de Educación, en 1999. Pero curiosamente no ha sido manzana de la discordia ni caballo de batalla entre todo ese conjunto de fuerzas que expiden certificados de progresismo y que no dudan en movilizarse y ondear banderas a la primera de cambio. En EL PAÍS y en Comunidad Escolar podemos refrescarnos la memoria de la contribución del hoy líder de la oposición a que las PAU cuenten menos.
Defender que la pública pueda competir con la privada en igualdad de condiciones es una reivindicación que podrían haber esgrimido todas las organizaciones del búnker pedagógico que tan críticas han sido con otros aspectos de la gestión del PP en el MEC, como la reválida propuesta por Pilar del Castillo, a la que, en un exceso verbal más propio de la propaganda que del rigor, los más demagogos llegaron a calificar de franquista. El ministerio y sus mariachis han tenido mucho tiempo para modificar el porcentaje del expediente del bachillerato en la nota global de la selectividad, pero su inacción evidencia que no les interesa. ¿A qué centros lleva a sus hijos la clase dirigente? De hecho, uno de los elementos clave del statu quo es el pacto entre Marchesi y sus herederos y la FERE.
Mi propia experiencia como corrector de las pruebas de selectividad: 1995 (Comentario de Texto), 1996 y 1997 (Lengua) me mostró que en aquel entonces los resultados de algunos institutos de bachillerato se incluían entre los mejores del distrito único de Madrid. A medida que la LOGSE fue extendiéndose, sin embargo, esa tendencia se empezó a quebrar, como se puede comprobar con ciertos datos oficiales.
Sé que las estadísticas con las que cuento sobre el asunto que nos ocupa son parciales y no ofrecen una visión completa del panorama. Pero es que resulta muy difícil disponer de datos exhaustivos al respecto, porque las autoridades (al menos en Madrid) son partidarias de la opacidad. Ha sido sobre todo Magisterio Español el medio que más ha insistido en ese desglose de resultados de las PAU por centros privados y públicos. En la Comunidad de Madrid, en los años que yo he podido hacerme con los datos, la comparación era muy perjudicial para la enseñanza pública. Por supuesto que en la década de los 80 los mejores resultados de la selectividad se registraban en ciertos institutos públicos. Pero después vino el caballo de Atila de la gran reforma educativa.
Hasta donde yo sé, las estadísticas oficiales de las universidades, al menos las publicadas, nunca han diferenciado los resultados por centros en ningún informe público. A los correctores nos daban una información verbal al respecto, nunca una estadística comparativa por escrito. Vuelvo a insistir en que ha sido Magisterio Español y su versión digital, Magisnet, la que más hincapié ha hecho en esta comparación, que para las autoridades educativas es un asunto incómodo que no quieren incluir en su agenda.
Aquí van algunos datos que he encontrado, todos ellos, lo sé, parciales.
Resultados de la Comunidad Valenciana
Según diversos medios, que se remiten a Magisterio Español, la media de los resultados de los centros privados en la Comunidad Valenciana en 2009 fue más alta que en los públicos. En ABC y en Diario Crítico podemos seguir leyendo sobre la cuestión informaciones similares.
Resultados de selectividad según los datos de varias comunidades autónomas.
Se pueden consultar los diferentes cuadros publicados por Magisnet. En el estudio correspondiente a Madrid el dato es de 2003. Los 27 primeros centros por nota de la selectividad son todos colegios privados. Yo había leído en Magisterio Español un estudio de 1998, referido sólo a los centros de la Universidad Complutense, que era bastante demoledor para verificar el retroceso en selectividad de los públicos a favor de los privados.
Mi opinión es que sólo con este dato, cualquier administrador de un negocio que buscara la rentabilidad y la eficiencia, se cuestionaría muy seriamente el modelo que se había venido siguiendo hasta la fecha.
También es obvio que la fuerza del sector privado de la enseñanza no está distribuido territorialmente de forma homogénea (algo de eso insinúo en el artículo En el nombre del padre). El Estado de las Autonomías crea dispersión, desigualdades entre los docentes, aislamiento y disgregación de los profesionales.
Reitero mi petición y mi agradecimiento previo a todos los que puedan remitirme a más datos (y a más fuentes) sobre el particular, especialmente resultados desglosados de la selectividad por centros, con indicación de su titularidad, pública o privada. Es preciso hacer una radiografía del sistema educativo español con estadísticas más fiables que las oficiales, que escurren el bulto de los asuntos esenciales. Y que eluden hablar de cuestiones importantes. De esa forma, quizá mis propias afirmaciones sobre los diferentes resultados obtenidos en selectividad por colegios e institutos se tuvieran que matizar e incluso corregir. ¡Ojalá fuera así si hubiera que rectificarlas para constatar que todavía queda algo de competencia y de competitividad en el bachillerato público, a pesar de todo lo que le ha caído!
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