-¿Y SE VA A ATREVER LA TRINI A LUCHAR CONTRA ESE, QUE ESTÁ HECHO DE CRIPTONITA?
- NO LO SÉ, EL SUPERINTENDENTE TIENE UN CABREO QUE NO VEAS.
No es verdad que estos sean malos tiempos para la lírica. Al contrario, la politiquilla madrileña nos llevará por el camino de la creación o recreación artística. Pasen y vean. Surge una pregunta:
¿A qué género literario pertenecería un relato o una dramatización del culebrón del verano político madrileño?
Dado el carácter semiheroico que le atribuyen a Tomás Gómez, quien como el Cid en la Jura de Santa Gadea, se ha plantado ante su señor y se ha erigido en un referente para la lid, hay quien quiere ver un combate épico en el que un nuevo héroe, comparado con un David que lucha con Goliat, inicia una larga marcha hacia el paraíso perdido. Vuelven los vocablos con resonancias del “combate”. Resistencia, lucha, Numancia, no pasarán, el honor (que es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios)… Abundan las palabras que nos descubren a un nuevo héroe en un mundo en el que el pragmatismo y el materialismo habían dejado anticuados los valores de la caballería. La épica cutre, más propia de las leyendas del PCE de otros tiempos sobre sus solitarias luchas de eras de heroísmo, es sólo la cortina de humo para que no veamos la picaresca más miserable, que es el género al que pertenece la infrahistoria de los profesionales de la política o politiquilla local. Pero Madrid no es que no sea místico ni guerrero. Por eso, es de temer que, dado el dramatis personae del PSM y el cariz de los gerifaltes de Ferraz y Moncloa, nuestra comunidad está condenada a no sobrepasar las peripecias del género chico. Tanto el tozudo madrileño como la dama boba no dan para más de un sainetillo o una zarzuela de las castizas, por mucho que el jefe se las dé de posmoderno. Para hacer política, a estas alturas ya sólo sería posible aplicar métodos expeditivos, tanto con la cofradía local como con el déspota iletrado. La grandeza de lo trágico está ausente en las farsas, los astracanes, las comedias grotescas y, qué decir tiene, en el esperpento.
De las aguas estancadas del FSM-PSM pocos peces no contaminados pueden surgir. Pero con las experiencias de aterrizajes y paracaidistas, hace falta tener muchos "motivos para creer" que nos hagan ver el advenimiento de la ministra de Sanidad con la fe, esperanza y caridad que ya no tenemos los que sólo veríamos la luz con una tabla rasa absoluta. La imagen de dedazo, de barullo, de falta de cohesión y de poca brillantez auguran un resultado poco halagüeño, si a eso añadimos la mala coyuntura nacional. Harían falta un comité de salud pública y una buena empresa de selección de personal y cazatalentos para buscar los mirlos blancos que no nos hagan volver a ver una vez más la misma previsible historia.
Estamos en verano. Y ya se sabe. El cine es ligerito, lleno de películas sin demasiado talento, que nos recuerdan a la comida industrial, en serie. No es ques sea sal gorda, es que todo es precocinado y con ketchup del malo y envases de plástico.
Desgraciadamente, no hay en el horizonte nada que augure que no vamos a ver la enésima repetición de Aterriza como puedas3, o Pesadilla en Ferraz Strret (4) o peor, Torrente en las municipales y autonómicas: apatrullando la campaña electoral.
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