miércoles, 14 de julio de 2010
EL CACHONDEO DEL FRAUDE FISCAL
El fraude fiscal es uno de los máximos problemas estructurales de España, pues hace que las cargas del gasto público descansen sobre los hombros de los asalariados. Y, además, los fondos que no se ingresan podrían compensar el déficit público. Podemos constatar la extrañeza que nos produce ver la diferencia entre lo que declaran los trabajadores por cuenta ajena y los empresarios. Esta noticia pone de manifiesto una comparación escandalosa. ¿Cómo se explica que los ingresos del empleado medio no alcancen a comprarse un BMW último modelo o a cenar en un restaurante de lujo? Algo no cuadra. Y esta es una de las revoluciones pendientes más importantes que tenemos y que sólo se tomó realmente en serio José Borrell cuando era secretario de Estado de Hacienda. Por este motivo, el poco convincente artículo del director de la Agencia Tributaria en EL PAÍS no hace albergar demasiadas esperanzas de que este asunto se vaya a encauzar. Dos tesis del máximo responsable de la recaudación pública: el fraude no ha aumentado con la crisis y la solución de este problema depende de la concienciación. Como si fuera igual que la prudencia de los conductores para reducir los accidentes de tráfico. Con planteamientos así, ya sabemos lo que va a pasar con el fraude fiscal, que la vida seguirá igual, se escaparán los que siempre lo han hecho, pagarán los que siempre han pagado y los recortes derivados de la merma de ingresos los sufrirán los eslabones más indefensos.
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Mariano, puede que a alguien no se lo parezca, pero van muy unidos este artículo tuyo y el anterior. Fíjate en estas palabras que saco del artículo de "El País":
ResponderEliminarAsí, asalariados y pensionistas declararon el pasado año una media de 19.288 euros, un 59,5% más que los profesionales y pequeños y medianos empresarios, que declararon unos rendimientos medios de 12.089 euros. El diferencial entre ambos colectivos se ha multiplicado por cinco en los últimos quince años.
Es decir, que el cuento de la lechera de que los asalariados ganan en España más que los empresarios, que es cuento viejo, no solo no se ha resuelto, sino que se ha agravado con los años. Este es uno de los más graves problemas de nuestro sistema fiscal y la objeción más importante a la supuesta democracia económica en nuestro país, y ya sabemos que sin democracia económica... Para más inri, los que antes se forraban con impuestos opacos, no pagaban a Hacienda ni entonces ni ahora, mientras que las cargas de la crisis, al igual que las de la tributación, han recaído sobre los asalariados. Esto es vergonzos, y encima aún tenemos que ver como desde grandes bolsas de defraudadores se reclama mano dura contra los funcionarios.
Efectivamente, Pablo, esta es la cruda realidad. Y se echa de menos que la "izquierda" diga algo sobre el asunto. Porque la injusticia distributiva es una de las realidades que debería combatirse desde posiciones "progresistas". Pero los representantes oficiales del negociado correspondiente están más a su rollete y no dedican suficiente atención a la vergüenza del fraude fiscal.
ResponderEliminarEn "El País" del domingo pasado salía una entrevista con Miguel Boyer que a ratos te encendía el ánimo. Por desgracia, esos son los personajes que la "izquierda" ha colocado en puestos desde los que se deberían haber resuelto estos problemas.
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