sábado, 8 de junio de 2013

Antonio Muñoz Molina, premio príncipe de Asturias de las Letras.





  
La concesión del premio príncipe de Asturias de las Letras a Antonio Muñoz Molina es un motivo de satisfacción para los que somos fieles lectores de su obra literaria y encontramos el placer de ver magníficamente recreada nuestro ser hispánico a través de la palabra exacta, libre y comprometida en sus artículos y libros de opinión. De hecho, el escritor de Úbeda es hoy, junto con intelectuales tan diversos como Fernando Savater, Albert Boadella, Vargas Llosa o Jon Juaristi, uno de los pocos referentes críticos con los vicios del sistema desde un pensamiento independiente y honrado, enormemente lúcido, frente a los sectarismos, los estereotipos y el periodismo de trinchera y agitación y propaganda de uno u otro signo que tanto agitan la convulsa vida colectiva en tiempos tan duros y difíciles como los que atraviesa España en su aguda y deprimente crisis económica, política, institucional, moral y social. En su crisis global.

La narrativa de Muñoz Molina ha logrado afortunadamente un reconocimiento merecido en un país tan difícil como es España, cicatero a la hora de reconocer el mérito de sus propios conciudadanos. La calidad e intensidad de su prosa, su estilo poderoso y su brillante sintaxis, junto con una capacidad de evocación y de deslumbrante descripción, confieren a la mayoría de sus narraciones un ritmo y una prosa poética que ha alcanzado el nivel de los que sin duda permanecerán en el tiempo. Por otro lado, el mundo narrativo de Muñoz Molina es un reflejo certero de nuestra memoria histórica colectiva, una forma de acercarse auténtica y profunda a las señas de identidad de lo español, un espejo de lo que fuimos, lo que somos y lo que hemos soñado ser. Sin concesiones a la frivolidad, a la demagogia ni al conformismo.

Pero además del indiscutible valor literario de una palabra tan bien enhebrada y expresiva, es bueno destacar el papel de intelectual de Muñoz Molina en la España actual. Su compromiso de pensador responsable, mesurado y honrado, con una actitud valiente, nada acomodaticia ni anuente con los discursos oficiales, lo convierten en un referente imprescindible en el artículo de opinión del periodismo literario de nuestros días. Sus tomas de posición sobre la izquierda y la educación pública, los excesos de los nacionalismos, la falsificación de la memoria histórica, los diferentes abusos del poder o los más diversos asuntos de la vida pública española nos permiten ver con ojos inteligentes y atinados, una realidad que la propaganda y el pobre debate de los medios españoles siempre tratan de desfigurar.

Cabe destacar el mérito del autor de Sefarad, quien al aceptar el premio que le concedió la ciudad de Jerusalén, donó su cantidad íntegra a un colegio donde se educan juntamente niños árabes e israelíes, en lugar de aceptar las presiones sectarias de quienes le http://cultura.elpais.com/cultura/2013/02/10/actualidad/1360504122_513560.html
 ">pedían
 que renunciara al galardón.

Siempre he recomendado la lectura del Muñoz Molina narrador y con razones de urgencia también al Muñoz Molina intelectual, uno de los autores que de forma más acertada y con una prosa exquisita nos muestran un visión de España absolutamente necesaria y que quienes tienen puestos de responsabilidad deberían escuchar.

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