El ninguneo al juez Silva
La increíble impunidad del banquero Blesa, antiguo presidente de
CajaMadrid en sus tiempos más escandalosos, y que se presenta con desvergüenza infinita como una víctima
propiciatoria de una injusta campaña contra su prestigio, es una muestra más de
la putrefacción del sistema.
El impresionante latrocinio de bancos y cajas de ahorro, que han
arruinado y estafado directa o indirectamente a una significativa cantidad de
españoles, puede quedar impune si los grupos de presión que nos gobiernan de
facto se terminan saliendo con la suya y logran amedrentar a quien ose discutir
su omnímodo despotismo y se atreva además a exigir responsabilidades por sus
inenarrables tropelías.
Las cajas, CajaMadrid en particular de forma
muy notoria, son el triste espejo de una época en la que en lugar de hacer una
banca social, se trincó de manera indecente, se despilfarró y lo que es peor, se
dilapidó la posibilidad de mantener el crédito a los pequeños ahorradores con
criterios no meramente especulativos y usureros.
La dependencia de los partidos políticos instalados respecto de los
bancos a los que deben grandes cantidades y cuyos créditos son perdonados o
casi es una de las grietas más peligrosas del sistema democrático español.
Por este motivo, la persecución del juez Silva es un escándalo
monumental que los medios, afines en su inmensa mayoría al poder establecido,
han pasado por alto, han relatado con sordina o simplemente han tergiversado
para presentar a uno de los pocos magistrados que se ha atrevido a hacer frente
a uno de los grupos más poderosos del crimen organizado en nuestro país como un
personaje estrafalario, discrecional y jurídicamente impresentable.
Ante
las elecciones europeas, el temor de los partidos del sistema de que el
oligopolio de la política se pudiera quebrar se ha manifestado de muy diversas
maneras, desde el abuso de los medios institucionales, a la histeria o la
demagogia más cutre y zafia. Al fin y al cabo, todos los que estaban en
CajaMadrid y en otras entidades bancarias de otros territorios forman parte del
status quo y pertenecen de hecho a una gruesa y grosera coalición.
Pero no ha habido nada comparable al ninguneo contra el juez Silva. Está
claro que si este personaje les estorba y les incomoda tanto, es porque el
cuestionado juez ha puesto el dedo en la llaga, independientemente de que las
actuaciones de este magistrado puedan ser discutibles en algunos casos, como
las de tantos otos profesionales de la judicatura o de otros ámbitos
profesionales. Lo que no justifica su inmisericorde proscripción, que no han
sufrido otros jueces con iniciativas, sentencias y autos no menos controvertidos y opinables.
Es por este motivo muy importante que el juez Elpidio Silva obtenga un
escaño en Europa desde el que pueda hacer oír su voz con más potencia y
resonancia en la ciénaga de la corrupción financiera y política que tanto daño
nos ha hecho y que tantos perjuicios puede seguir causando a la inmensa mayoría
de los ciudadanos, inermes frente al poder absoluto y arrogante del nuevo
capitalismo que ya no tiene ni cortapisas, ni contrapoderes ni apenas límites.
La lucha será dura y difícil.
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